miércoles, 25 de julio de 2012

El Verdugo





Prisionero de de su propia sombra...
Encarcelado por las cuatro paredes pintadas del mismo color...
Color que ya perdió sentido y que se ha vuelto parte de él...

Prisionero del amanecer y el atardecer...
Atrapado en la manecillas del reloj, perseguido incesantemente por el segundero...
Maldito segundero, verdugo de tu libertad...

Quisiera liberarte, romper tus barrotes...
Morder las cadenas y escupir sus restos...
Y secar tus alas emparamadas por tu prisión...

Pero no puedo...
Porque yo soy tu sombra...
Yo soy tus cuatro paredes pintadas del mismo color...
Yo soy tu amanecer y tu atardecer...
Yo soy ese maldito segundero...

Yo soy el verdugo,
Que hoy disidió quitarse su capota negra, dejar de afilar su hacha...
Y retirarse de su profesión... Para que los barrotes se oxiden con el pasar de los días...

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